martes, 28 de agosto de 2007

Los restos hallados del Puente de Piedra son del XVIII y su catalogación aconseja preservarlos

Fue declarado BIC en 2002 y, por eso, las obras deben tender a recuperar el estado original del viaducto y el de las reformas posteriores. Patrimonio estudia si se pueden conservar pese a su gran deterioro.:: Expoagua adjudica el nuevo Náutico mientras se derriba el viejo edificio
Fotógrafo: JOSÉ MIGUEL MARCO Dos operarios observan las estacas de madera que utilizaron antaño para fijar la solera al lecho del río


N. ASÍN. Zaragoza Los restos del Puente de Piedra que han aparecido durante las excavaciones en el tercer arco datan del siglo XVIII, según el informe de Fidias Trade - la empresa encargada de los trabajos-, que ayer recibió la Di- rección General de Patrimonio. La declaración de este monumento como Bien de Interés Cultural (BIC) en 2002 recomienda su conservación o recuperación puesto que se trata de elementos de una de las reformas más importantes que sufrió el viaducto, en el siglo XVIII.De momento, Patrimonio de la DGA está estudiando este informe y los que han realizado sus técnicos y los del Ayuntamiento de Zaragoza para elaborar un dictamen con las prescripciones que deberán cumplir las futuras obras del canal de navegación. "En el informe se describe lo que se ha encontrado y su estado de conservación. Ahora, tenemos que analizarlo con más tiempo", explicó el director general de Patrimonio, Jaime Vicente.De hecho, advirtió que habrá que valorar si se pueden conservar a pesar de su gran deterioro y de que pudiera correr "cierto peligro" la cimentación. Por eso, insistió en que "habrá que analizar la situación desde el punto de vista de patrimonio y estructural, aunque no hay fisuras activas". En este sentido, Vicente se refirió también a las cárcavas u oquedades aparecidas: "Veremos cómo afectan a la estabilidad, pero no hay riesgo". Patrimonio también deberá decidir cómo se subsanan, aunque desde el Ayuntamiento y Expoagua se adelantó que deberán rellenarse con hormigón.En concreto, se conservan restos de un muro de contención de entre 1720 y 1729, según la documentación que existe de esos años sobre la reforma acometida en el Puente de Piedra y que ha permitido a la empresa datarlo. No obstante, todavían faltan algunas muestras y análisis por realizar. Su estado de conservación no es muy bueno debido a las numerosas avenidas del río que ha sufrido. Se asienta sobre un capa de cantos rodados y solo queda una hilada de sillares.La declaración del Puente de Piedra como BIC establece que "las obras o reformas que en el futuro se deban llevar a cabo serán tendentes a la recuperación de la obra original y de las intervenciones posteriores, especialmente las llevadas a cabo por D. Agustín Sanz (1724-1801), y quedarían sujetas a lo establecido en el procedimiento contemplado en la Ley 3/1999 de 10 de marzo del Patrimonio Cultural Aragonés". El autor de esta importante reforma lo es también de la Puerta del Carmen y de la iglesia de la Santa Cruz, junto a Julián Yarza.Expoagua siempre ha defendido que su proyecto no es problemático porque actúa sobre una solera que, de acuerdo a los estudios de 1982 de Fernández Casado para la reforma de 1992, fue reformada en 1910, ya que bajo las losas se encontró hormigón, y que, en todo caso, no forma parte de la estructura del puente.Pero también queda algún resto de hormigón que se utilizó para repararlo en épocas posteriores y estacas de madera, que se colocaron para fijar la solera al lecho del río y frenar el deterioro. Ayer, se podían apreciar en el cauce. Su origen todavía se desconoce ya que no se ha podido extraer ninguna muestra. "No hay solera de piedra, solo estacas de madera y cantos rodados", detalló Jaime Vicente.
Fin de las labores de limpiezaEn principio, ayer se acabaron las excavaciones y los trabajos de limpieza. La empresa se encuentra ahora a la espera del dictamen de Patrimonio para iniciar las obras que posibiliten la navegabilidad del río. En concreto, el proyecto de la Expo es construir un canal de hormigón de quince metros de ancho por otros tanto de largo con un calado de un metro. A ese metro de profundidad que se pretende ganar sobre la actual solera, que se encuentra en un estado de gran deterioro, hay que sumar el grosor de la plancha de hormigón que se instalará en el lecho, apróximadamente de otro metro. La excavación total será de unos dos metros.

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